Entra
sigilosa a la habitación,
escondiéndose
tras cada sombra,
escurridiza
figura sin sentimientos.
Atrapas mi
alma con tu sombra,
destilas los
hilos de la incertidumbre;
corazón
gélido, cuerpo sin sangre.
Te sientas a
mi lado susurrando vocablos,
deseo
maldito a la oscuridad consagra,
pinchas mi
piel para lamer el fluido.
Complacida
me abrazas sonriendo locura,
me dejas
tumbado con un latido en la mano,
eterna
sonrisa en los labios.
Me muerdes
el cuello y succionas la sangre
que tibia
recorre tu cuerpo helado ,
sientes
palpitaciones en el pecho
Tus ojos me
miran marcando surcos,
silente
caricia mis dedos por tus hombros,
cuerpo atado
en mis infiernos.
Flores
negras, dolor innombrable,
extinta efigie
de noches eternas,
por tus
besos echaría mi alma al fuego.
Tu esencia
me rodea esta noche delirante,
te vistes de
espectro y perforas mi almohada,
lames las
heridas para sal poner en ellas.
El diario de
mi cuerpo escrito con tu veneno,
incendias
los conjuros tatuados en mi piel,
miras
paciente que se vuelvan cenizas.
Con un beso
en mis labios cierras el cofre,
ya no entran
las sombras, la luz ha sido desterrada,
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